Los poemas de Rudyard Kipling, con su animado lenguaje coloquial, sus tramas de balada y su oculto lirismo, con sus ritmos de canción, el romanticismo del vagabundeo, impactaron al lector europeo de finales del siglo XIX. Los que aceptaron su forma de pensar vieron en él al soberano de los pensamientos, los que la rechazaron oyeron en su poesía la `voz de un matón`. El tiempo ha juzgado a todos: el elemento de la poesía de Kipling es fascinante, y lo que pensaba nos emociona hoy.