Mario Vargas Llosa

"El Hablador. Summary"

Capítulo 1

El narrador se encuentra en Florencia, Italia, buscando escapar temporalmente de su país, Perú. Su plan es leer obras de Dante y Maquiavelo, así como contemplar pinturas renacentistas durante varios meses, en soledad. Durante uno de sus paseos, descubre una galería que exhibe fotografías de nativos de la selva amazónica peruana. Hasta hace poco tiempo, esta tribu vivía aislada en la selva, pero ahora está empezando a agruparse en aldeas fotografiadas por Gabriele Malfatti en las regiones amazónicas de Cusco y Madre de Dios, en el oriente peruano. La tribu, castellanizada como "machiguengas", vivía en grupos dispersos.

Las fotos muestran dos pueblos que el narrador visitó tres años atrás: Nueva Luz y Nuevo Mundo. Reconoce caras de hombres y mujeres con quienes interactuó durante su visita, con la ayuda de Mr. Schneil del Instituto Lingüístico. En particular, identifica el rostro de un niño con deformidades en la boca y la nariz debido a una enfermedad, quien se muestra ante la cámara con la misma naturalidad e inocencia con la que se mostró ante el narrador.

Desde que entra a la galería, el narrador espera ver una fotografía en particular, que finalmente encuentra entre las últimas: una imagen de hombres y mujeres machiguengas sentados en círculo, con las piernas cruzadas. Todos están mirando hacia una figura masculina en el centro, quien está hablando y moviendo los brazos. El narrador se pregunta cómo Malfatti logró tomar esa foto, ya que parece capturar un momento íntimo y significativo.

El narrador desea obtener el número de teléfono del fotógrafo, pero la mujer en la recepción de la galería le informa que Malfatti ha fallecido a causa de un virus adquirido en la selva peruana. Antes de cerrar la galería, el narrador mira la última fotografía una vez más y ahora comprende claramente: la figura masculina en el centro es un "hablador", alguien que tiene un papel importante en la comunicación y

la vida de la tribu machiguenga.

Capítulo 2

Saúl Zuratas y el narrador se conocen mientras rinden los exámenes de ingreso a la Universidad y se convierten en amigos. Saúl es apodado "Mascarita" debido a un lunar morado oscuro que cubre un lado de su rostro y por ser pelirrojo. Aunque el narrador lo considera la persona más fea del mundo, encuentra que Saúl es simpático, abierto, desprendido e instintivo. Saúl es oriundo de Talara y se encuentra en Lima porque su padre, Don Salomón, decidió mudarse.La familia es judía y Saúl asiste a la sinagoga con su padre todos los sábados, aunque personalmente no cree en Dios para no entristecerlo.

Poco después de conocerse, Saúl invita al narrador a almorzar en su casa. Allí, el narrador conoce a Don Salomón y a la mascota de Saúl, un loro llamado Gregorio Samsa, que repite constantemente "¡Mascarita!".

La madre de Saúl fallece dos años después de que la familia se mude a Lima. Saúl cuenta que su madre, a pesar de haberse convertido al cristianismo, nunca fue aceptada por la comunidad judía en Lima debido a su sencillez y falta de educación. Aunque su fe no era sólida, ella hizo la conversión para ser aceptada. Saúl ve cómo la comunidad judía en Lima se ha vuelto burguesa.

Don Salomón desea que Saúl estudie abogacía en lugar de unirse al negocio familiar de abarrotes, La Estrella. Saúl estudia Etnología y Derecho en la Universidad de San Marcos. A lo largo de su amistad, Saúl descubre su verdadera pasión, que es el estudio de las tribus en la Amazonía. Hace varios viajes a la selva y desarrolla una fascinación por su cultura y agonía.

El narrador recuerda un incidente en un billar en el que se pelea con un borracho que molesta a Saúl por su apariencia. Saúl no se ofende, pero el narrador comienza la pelea. Al día siguiente, Saúl le entrega un hueso blanco con inscripciones simbólicas grabadas y una carta explicando su significado. Saúl considera que representa el orden en el mundo y advierte sobre la ira que puede alterarlo.

Saúl habla apasionadamente sobre las tribus de la Amazonía y sus costumbres. Reconoce que las actividades de los blancos y mestizos, como la pesca con explosivos y la tala de árboles, dañan el lugar y

afectan a las tribus. Saúl defiende la preservación de las costumbres y creencias de los nativos, aunque puedan parecer extrañas. Cree que no es apropiado cambiarlos por las creencias occidentales o hacer que trabajen como esclavos. Su principal preocupación es que las tribus desaparezcan.

El narrador cuestiona si las costumbres como la poligamia y la hechicería son superiores y Saúl admite que no, pero defiende el respeto por los nativos y su cultura. Saúl cree que su interés en las tribus de la Amazonía es una forma de reacción al margen al que son sometidos, similar a su propia experiencia por su lunar. Considera que la intervencióndel hombre blanco puede ser perjudicial para las tribus, ya que las expulsa de sus tierras.

Saúl realiza un trabajo de campo entre los machiguengas en un viaje a Quillabamba. Conoce a Fidel Pereira, que tiene ascendencia blanca y machiguenga, y defiende a los nativos. El narrador reflexiona sobre la conexión de Saúl con las tribus y cómo su interés por ellas ha crecido a lo largo del tiempo. Saúl obtiene un título en Etnología y Derecho, pero el narrador duda de su futuro en la disciplina.

En el verano de 1956, Saúl realiza un trabajo de campo en Urubamba entre los machiguengas y presenta una tesis sobre ello. Don Salomón está orgulloso y sugiere que Saúl acepte una beca para estudiar en Burdeos. Aunque inicialmente se cree que Saúl no quiere dejar solo a su padre, se revela que el motivo es diferente. Matos Mar cree que Saúl tiene potencial en la investigación.

El narrador reflexiona sobre la conexión de Saúl con las tribus y su cambio de enfoque en la carrera. Considera que su amigo experimentó una conversión espiritual y se pregunta si Saúl se identifica con los nativos debido a su propio margen social. Saúl menciona que su padre lo comparó con el pueblo judío debido a su minoría perseguida.

El narrador se encuentra en Florencia y recuerda que, durante una discusión en el departamento de Etnología, Saúl expresó que los etnólogos eran similares a los explotadores de las tribus. El narrador cree que la conexión de Saúl con las tribus alcanzó su punto máximo. Se cuestiona si Mascarita le habría compartido su decisión en caso de haberse visto, pero concluye que este tipo de decisiones se forman en la mente de manera gradual y privada.

Capítulo 3

El capítulo empieza con el relato del mito machiguenga sobre el origen del mundo. Inicialmente, los hombres vivían en armonía, con abundancia de comida y un sol constante(sin día ni noche). Los espíritus de los fallecidos regresaban y fortalecían a los mejores de la tribu, excepto los ahogados o fallecidos por disparo. La creencia es que la vida comenzó y terminará en el Gran Pongo.

Luego, Kashiri(la luna) y el sol se enfrentan, desencadenando el caos. Los machiguengas empiezan a caminar para ayudar al sol a "levantarse" cada día, siguiendo el consejo de un sabio de la tribu llamado seripigari.

Los mashcos, una tribu enemiga, atacan a los machiguengas, queman sus hogares y secuestran mujeres. Los machiguengasatribuyen esto a haber permanecido en un lugar por mucho tiempo, rompiendo su deber de caminar. Por lo tanto, se movilizan nuevamente. Más adelante, ocurre la "sangría de los árboles": una grave crisis en la historia de los machiguengas cuando los viracochas(hombres blancos) los obligan a trabajar en la extracción de caucho.

El hablador visita a Tasurinchi, quien vive en el codo del arroyo, y se preocupa por su esposa, creyendo que es una diabla debido a su historial de abortos y adornos. El hablador amenaza con matarla si pierde otro hijo.

Posteriormente, el hablador visita a Tasurinchi, quien vive en el río Yavero. Tasurinchi explica que las mujeres no son diablas por esas razones y menciona el uso de collares por parte de seripigaris y el machikanari, un brujo malévolo.

Tasurinchi relata cómo se mudó debido a la presencia de muchos viracochas en el río Mitaya. Algunos machiguengas adoptaron la lengua y la vestimenta de los viracochas y tratan de convencer a Tasurinchi de unirse. Sin embargo, Tasurinchi sospecha cuando un hombre estornuda tres veces seguidas, considerándolo un diablillo kamagarini. Escapa con su familia.

Tasurinchi narra la llegada de los "Padres Blancos" al Gran Pongo. El primero de ellos se convierte en kamagarini tras un viaje, contagiando a otros que mueren.

En el camino hacia la casa de Tasurinchi, el hablador ve manchas en sus piernas y, al descansar, comienza a temblar. Se siente débil y

acostado varios días, hasta que los Ashaninkas le dan comida. Finalmente mejora. Tasurinchi el ciego explica que un "daño" dividió su alma, pero lo recuperó y renació.

Tasurinchi perdió a su hijo por una mordida de víbora. Un seripigari le pidió visitar a su familia en una mareada. Cuando lo hace, reconoce su perfume. Sus dos hermanas menores mueren; una se clava una espina después de ser abusada por los punarunas y la otra cae de un barranco.

Tasurinchi desea que sus hijos escuchen al hablador para conocer las maldades de Kientibakori y sus kamagarinis. Relata que una vez cambiaron el orden al ayudar a Kashiri en lugar del sol, convirtiéndose casi en animales. Tasurinchi, seripigari del río Timpía, explica cómo cambiar su forma de vida trajo desgracias.

Finalmente, el hablador visita a Tasurinchi en el río Camisea. Él habla de un kasibarenini disfrazado de hormiga que tomó su alma, impulsándolo a hacer maldades. Se sintió obligado a quemar las casas y huyó.

Capítulo 4

El viaje del narrador a la selva amazónicatiene lugar alrededor de mediados de 1958. Es invitado por su amiga Rosita Corpancho, quien trabaja en la Universidad de San Marcos, a unirse a una expedición al Alto Marañón organizada por el Instituto Lingüístico.

Muchas personas se oponen a este Instituto, incluidos grupos de izquierda que lo acusan de trabajar para el imperialismo estadounidense, realizando una "penetración cultural neocolonialista" entre las tribus amazónicas. También hay antropólogos que creen que el Instituto intenta occidentalizar a las tribus e integrarlas en una economía de mercado.

El viaje ayuda al narrador a comprender mejor la fascinación de Saúl, pero también refuerza sus desacuerdos. Considera que preservar a las tribus en su estado actual es imposible. Muchas de ellas ya están influenciadas por las culturas occidentales y mestizas, y sus condiciones de vida primitivas las hacen vulnerables a la explotación y la crueldad.

En la aldea Aguaruna, se encuentran con el cacique Jum, quien fue torturado recientemente por las autoridades de otra aldea por organizar una cooperativa entre las comunidades cercanas. Su objetivo era vender

caucho y pieles directamente en las ciudades a mejores precios que los establecidos por sus empleadores.

Una historia cautivadora involucra a un prisionero retenido por la tribu Shapra. En lugar de encarcelar al hombre, mantienen a su perro cautivo, creyendo en la lealtad inquebrantable del perro para evitar que el hombre se vaya.

Los lingüistas, el señor y la señora Schneil, comparten ideas de que la tribu Machiguenga vive dispersa en la región de Pongo de Mainiqui. Son una tribu pacífica que probablemente nunca haya vivido en una comunidad real. A menudo fueron desplazados por tribus más fuertes como los Incas o blancos que buscaban caucho, oro o producción agrícola. Sus únicas autoridades son los jefes de cada familia. Se mudan cada dos años en busca de tierras fértiles y más animales. Utilizan tabaco, ayahuasca y otras plantas alucinógenas en sesiones que llaman "mareadas".

Los Machiguenga no tienen nombres propios; sus nombres dependen de las circunstancias. Tienen muertes voluntarias, y una enfermedad leve puede matarlos. Una vez enfermos, se niegan a tomar medicinas o a ser curados. Se asustan si alguien estornuda cerca de ellos.

El objetivo principal de los Schneil es traducir la Biblia al Machiguenga. La señora Schneil menciona una figura entre los Machiguenga que podrían llamar "el hablador", muy respetada. Aunque los Schneil nunca los vieron, los Machiguenga se refieren a ellos como "los mensajeros de la comunidad". Se mueven por losterritorios dispersos, compartiendo noticias de muertes, nacimientos y eventos de la tribu. Los Schneil creen que el hablador también relata la historia de la comunidad y sirve como su "memoria". El narrador se conmueve por esta figura, que recuerda a los miembros dispersos de la comunidad que comparten creencias y tradiciones, formando una comunidad.

Al regresar, el narrador le cuenta a Saúl sobre los habladores, pero Saúl muestra poco interés. Saúl no está de acuerdo con el Instituto Lingüístico de Verano, acusando a los lingüistas de borrar la cultura, los dioses y las instituciones Machiguenga, similar a lo que ocurrió con los nativos americanos en América del Norte. Saúl cree que las tribus no deben ser tocadas, ya que tienen una conexión profunda con la naturaleza y Dios, lo que hace que la cultura occidental sea irrelevante. Esta es la última vez que el narrador y Saúl se ven. En los años siguientes, el narrador escribe tres cartas a Saúl, pero no recibe

respuestas.

El narrador comienza a escribir una historia sobre los habladores, investigando el idioma y el folclore de la tribu en un convento dominicano en Madrid, conversando con Fray Elicerio Maluenda e incluso encontrando paralelos entre la cosmología Machiguenga y la Divina Comedia de Dante. Para los Machiguenga, la Tierra es el centro del cosmos, con dos regiones arriba y dos abajo, cada una con su propio sol, luna y ríos.

A finales de 1963, Matos Mar le informa al narrador que Saúl se mudó a Israel hace unos años. Su padre, Don Salomón, quería morir allí, y Saúl lo acompañó. Matos Mar cree que Saúl se adaptó bien a la vida en Israel y sugiere que en Lima, Saúl ya no era activo, ya que había quedado decepcionado por la Etnología y dejó su tesis doctoral sin terminar.

Capítulo 5

El narrador tiene un encuentro con Tasurinchi, conocido como el del Mishahua, quien es rumoreado que robó una mujer Yaminahua. Tasurinchi afirma que obtuvo a la mujer a cambio de alimentos. También relata que desde que fue picado por un kamagarini, está obligado a cumplir las órdenes de ese diablillo, y el canje de la mujer fue una de ellas.

El hablador narra la historia de Kashiri(la luna) que descendió a este mundo para casarse con una mujer Machiguenga. Según el mito, Kashiri enseñó a la mujer a sembrar yuca y plátanos, lo que permitió la existencia de comida y masato. Ellase unió a él después de experimentar "la primera sangre". Ella dio a luz al sol. Sin embargo, en la casa de Kashiri, había un diablillo celoso de los regalos que Kashiri le daba a los parientes de la mujer. Para mostrar su rabia, el diablillo se pintó la cara de rojo y emboscó a Kashiri en su camino. Le frotó la cara con excrementos, y Kashiri se dio cuenta de que no podría eliminar las manchas y se quedó en el Inkite. Su luz se apagó debido a las manchas, pero su hijo, el sol, continúa brillando. El hablador repite la frase "Eso es, al menos, lo que yo he sabido."

El seripigari de Segakiato cuenta la historia de la luna de manera diferente: Kashiri descendió a la Tierra y embarazó a una joven en el río al arrojarle tierra. Tanto ella como su hijo murieron durante el parto. Esto

enfureció a los Machiguenga, quienes obligaron a Kashiri a comerse los cadáveres. Comenzó a comer desde los pies y cuando llegó al vientre, lo liberaron. Desde entonces, Kashiri reside en el Inkite y sus manchas representan los restos no consumidos del cadáver.

El sol, enfurecido por lo que le hicieron a su padre, se quedó inmóvil, causando desastres en el mundo. Un seripigari convenció al sol de moverse nuevamente, y acordaron "andar juntos". El hablador concluye que la vida ha sido así desde entonces, y los Machiguenga continúan su caminar constante.

Luego, mientras el hablador se dirige a la casa de Tasurinchi, el amigo de las luciérnagas, comienza a llover intensamente. El río crece y el hablador cae en él después de resbalar. Su loro se escapa, pero él se aferra a un tronco y se queda dormido. En su sueño, se encuentra aferrado a un lagarto, y un pájaro le dice que debe volar para escapar. Una garza posada en la cola del lagarto hace que el hablador colee rabiosamente, y él se aferra al cuello de la garza para volar. Finalmente, se deja caer cuando la garza está sobre las copas de los árboles. Al despertar, Tasurinchi le cuenta que ha dormido durante muchos días y que su lorito lo esperaba. Tasurinchi también comparte que lo salvó no enojarse durante su aventura, ya que la rabia es un desequilibrio en el mundo.

El seripigari explica que la rabia es la causa de los cometas en el cielo, llamados Kachiborérine. El habladorcuenta la historia de Kachiborérine, un Machiguenga que perdió a su esposa. Él cría a su hijo y se casa con la hermana menor de su esposa. Al ver a su hijo involucrado en una relación con su nueva esposa, decide buscarle una esposa y viaja a la región de los Chonchoite. Allí es atrapado, sus intestinos son devorados y logra escapar. Se entera de que su esposa planea envenenarlo, pero, en lugar de enfurecerse, le envía un mensaje para que le prepare una infusión. Al beberla, su cuerpo no retiene el líquido y siente rabia. Kachiborérine intenta matar a su esposa, pero ella escapa. Finalmente, se convierte en un diablillo y se eleva al cielo como cometa, dejando una llama visible en el Inkite.

Tasurinchi se refiere al hablador como tal debido a la gran cantidad de luciérnagas en la región, las cuales hablan y escuchan. Él enfatiza la importancia de saber escuchar y comparte que, a pesar de haber perdido a su familia, pudo sobrellevar el dolor al escuchar a las luciérnagas. En una experiencia de mareada, supo que las luciérnagas

estaban allí para hacerle compañía. Ahora, él puede comunicarse con ellas. Sin embargo, las luciérnagas no están contentas, ya que todas son machos; las hembras son las estrellas en el Inkite, llevadas allí por Kashiri cuando fue desterrado del mundo. Cuando una estrella cae, las luciérnagas se inquietan, temiendo que una de sus hembras haya escapado.

El hablador aprende la historia de Tasurinchi y, cuando viaja solo, se dedica a escuchar a la tierra. Los huesos, las espinas, las hojas y demás objetos hablan. Ahora comprende que todos los animales fueron hombres en el pasado, creados por el primer hablador, Pachakamue. Pachakamue hablaba, y sus palabras daban origen a todo. Su hermana, Pareni, fue la primera mujer. Un día, Pachakamue la visitó y preguntó por su hija. Pareni respondió que estaba en un refugio, y Pachakamue comentó: "La tienes encerrada como una sachavaca", convirtiéndola en este animal. Más tarde, Pareni y su esposo Yagontoro decidieron matar a Pachakamue debido al desorden que causaba en el mundo. Aunque Yagontoro lo mató, no le cortó la lengua, un error que los Machiguenga aún pagan, ya que la lengua sigue hablando y desequilibrando las cosas.

Finalmente, el hablador visita a Tasurinchi, el hierbero. Originalmente vivía en una región del río Tikompinía, que se llenó de viracochas buscando oro, lo que

lo obligó amudarse. El hablador se oculta, preocupado por la presencia de los viracochas, y finalmente huye y duerme en un refugio.

Cuando despierta, el hijo del hierbero Tasurinchi está a su lado y lo guía a su nuevo hogar río arriba, en un denso bosque. Tasurinchi comenta que, aunque los lugares lejanos son difíciles de acceder y sobrevivir, los viracochas siempre logran llegar, lo que ve como algo positivo, ya que ayuda a los Machiguenga a cumplir su destino de caminar. Cree que las tragedias del pasado, como la extracción de caucho, podrían repetirse, y enfatiza la importancia de tener memoria activa para prevenirlo.

El hablador pasa varios días con el hierbero, quien le ofrece una mujer y ayuda para cultivar una chacra. Aunque el hablador acepta, la mujer se suicida bebiendo veneno porque no quiere que "rabien" contra ella por dejar a los Machiguenga sin hablador. Esto lleva al hablador a interpretarlo como una señal de que debe continuar caminando y cumplir su obligación y destino de ser un hablador.

Capítulo 6

En 1981, el narrador se encuentra al frente de un programa de televisión llamado "La Torre de Babel", que le fue ofrecido por Genaro Delgado, dueño del canal. Este programa surge con el propósito de elevar el nivel de los contenidos televisivos, que durante los doce años de dictadura militar habían caído en la vulgaridad. El equipo de trabajo incluye a Luis Llosa, director de cámaras; Moshé dan Furgang, editor; y Alejandro Pérez, camarógrafo.

El programa presenta una diversidad de contenidos. Un pequeño documental sobre la muerte del poeta y guerrillero Javier Heraud en la selva es especialmente recordado por el narrador. Durante esta filmación, tuvieron la oportunidad de entrevistar a un compañero del poeta.

A pesar de las dificultades técnicas, el programa resulta exitoso. Rosita Corpancho solicita un episodio dedicado al Instituto Lingüístico de Verano en uno de sus aniversarios, lo que lleva al narrador a investigar sobre los machiguengas y los habladores durante un viaje a la selva. Había iniciado un proyecto de escritura sobre los habladores, pero no había logrado darle forma adecuada debido a la dificultad de representar fielmente la forma de hablar y la mentalidad de un individuo primitivo.

Al llegar a la Amazonía, es recibido por los esposos Schneil, quienes serán sus guías y traductores. Ellos lo actualizan sobre la situación de los machiguengas, quienes ya no están tan dispersos y han adoptado la idea de vivir en aldeas,criar animales, trabajar la tierra y comerciar con el resto de Perú. El narrador visita dos aldeas, Nuevo Mundo y Nueva Luz, que cuentan con escuelas bilingües y cooperativas agrícolas.

En Nuevo Mundo, el narrador entrevista a la maestra, quien viste al estilo occidental y puede comunicarse en español. Aunque intenta hablar sobre los habladores, ella no entiende la pregunta. En Nueva Luz, el gobernador y maestro Martín es el único que viste de manera similar y se comunica en español. A pesar de ser cortés, evade la pregunta sobre los habladores y habla sobre la Biblia.

Más tarde, el narrador habla con los Schneil sobre cómo sus entrevistados evitan hablar de los habladores. Al principio, los Schneil tampoco comprenden, pero luego entienden la pregunta, aunque no recuerdan haber mencionado el tema antes. La señora Schneil no está

sorprendida y explica que los machiguengas hablan sobre cualquier cosa con ellos, excepto los habladores.

Edwin, uno de los Schneil, ha escuchado a un hablador en dos ocasiones. En la primera ocasión, el hablador hablaba rápidamente sobre diversos temas y era difícil de seguir. Edwin cree que los habladores son una forma de entretenimiento para los machiguengas, similar a películas, televisión o libros para otras culturas.

La segunda vez que Edwin escuchó a un hablador fue en un asentamiento cerca del río Timpía. El hablador, a quien llamaban el "gringo" o el "albino", discutió con los machiguengas sobre si Edwin podía quedarse. A pesar de la oposición del hablador, Edwin decidió quedarse. El narrador pregunta por las características del hablador, y Edwin describe que tenía un gran lunar y pelo colorado, siendo diferente de lo normal. También se le pregunta por la edad, a lo que responde que tenía aproximadamente la misma edad que el narrador.

El narrador sugiere que los machiguengas ocultan información sobre los habladores para protegerlos, posiblemente a pedido de Mascarita. Esto lleva al narrador a creer que los machiguengas consideran al hablador como uno de ellos.

De vuelta en Lima, el narrador le pide a Moshé, editor del programa, que investigue el paradero de dos miembros de la comunidad que se fueron a Israel años atrás: Don Salomón y Saúl Zuratas. Después de una semana, Moshé informa que Don Salomón nunca dejó Lima y falleció en 1960. No hay información sobre Saúl.

Capítulo 7

El hablador se dirige a los machiguengas y les expresa su preocupación por la pérdida de sabiduría en la comunidad y ladisminución de los seripigaris. Rememora a Tasurinchi, un sabio machiguenga conocido por él, quien compartía que la clave era no apresurarse, ya que adelantarse al tiempo genera confusión en el mundo y en los hombres. El hablador añade que para mantener la serenidad se debe comer adecuadamente y respetar las tradiciones, o de lo contrario pueden ocurrir consecuencias como las que sufrió Tasurinchi, el cazador, quien al comer animales prohibidos terminó convirtiéndose en uno de ellos.

El hablador también indaga sobre la costumbre machiguenga de pintarse con tintura de achiote. Tasurinchi, el seripigari, comparte la historia del pájaro moritoni, que en su origen fue un niño machiguenga llamado Morenanchiite. Su madre era Inaenka, una diabla con apariencia humana pero coja, que mataba a la gente con agua hirviendo. Una planta de achiote, Potsotiki, le aconsejó a Morenanchiite que comiera sus frutos para engañar a su madre y llevarla al Oskiaje bajo la promesa de que se volvería perfecta, pero Inaenka quedó atrapada y Morenanchiite se convirtió en el pájaro moritoni. Los machiguengas se pintan con achiote en busca de la protección de Potsotiki y no matan al moritoni.

El hablador confiesa que le habría gustado ser seripigari y comparte una experiencia personal en la que, debido a una mala mareada, se convirtió en un insecto llamado Tasurinchi-gregorio. Consulta a Tasurinchi, el seripigari, sobre el significado de esta experiencia, y él le aconseja olvidarla, ya que lo que se recuerda puede repetirse. El hablador también cuestiona a Tasurinchi sobre el significado de su propio gran lunar y revela que a los oyentes machiguengas les parece incomprensible la idea de que algo no tenga una causa conocida.

El hablador menciona que se preocupaba por su lunar, pero dejó de hacerlo cuando notó que los machiguengas no le daban importancia. Recuerda una conversación con Tasurinchi, el amigo de las luciérnagas, quien afirmaba que lo que importa es cumplir con el destino. El hablador narra cómo se convirtió en lo que es a través de escuchar y aprender sobre la vida y las costumbres de los machiguengas. Una vez que oyó que lo llamaban "hablador", consideró que había encontrado su destino.

El hablador relata una historia de una mujer machiguenga que ahogó a su hija con un defecto físico. Los machiguengas explican que esto sucede porque Tasurinchi sopla solo a personas perfectas y los "monstruos" los sopla Kientibakori. El hablador encuentra dificultades en comprender esta creencia ya queél mismo nació con un gran lunar en la cara. Sin embargo, los machiguengas no le creen cuando les dice que tiene el lunar desde su nacimiento.

El hablador cuenta cómo anteriormente formaba parte de otro pueblo, creado por Tasurinchijehová, que también compartió su territorio con los viracochas. Narra cómo un niño distinto, un serigórompi, llegó al pueblo para cambiar las costumbres y las creencias corrompidas. El serigórompi fue seguido por algunas personas y causó problemas en el pueblo. Los seripigaris concluyeron que era un impostor y lo crucificaron, pero él

resucitó. Tras esto, el pueblo experimentó desgracias y fue expulsado de su tierra, llevando a sus miembros a caminar como los machiguengas. El hablador sostiene que mientras que este pueblo siguió su destino, mantuvo sus tradiciones y prohibiciones, logrando sobrevivir incluso en circunstancias difíciles.

Finalmente, el hablador relata su encuentro con Tasurinchi, quien vive cerca del río Timpinía. Tasurinchi maltrata a su esposa debido a temblores de tierra, creyendo que son causados por sus mentiras. Finalmente, Tasurinchi decide partir con su familia, convencido de que cumplirá su deber andando. Al separarse de Tasurinchi, el hablador camina cerca del río Timpinía, se clava una espina de ortiga y nota la presencia de loros que comienzan a hablar. Recordando a Tasurinchi, el amigo de las luciérnagas, intenta comprender su discurso y finalmente logra entenderlos. Los loros se presentan como habladores también y le aseguran que lo acompañarán. El hablador comparte que siempre se sintió conectado con los loros y ahora viaja en paz sabiendo que está acompañado.

El hablador revela por qué lleva un lorito llamado Mascarita en su hombro. En su camino, encontró a un loro recién nacido con una pata torcida. Al rescatarlo de su madre, quien intentaba matarlo, aprendió la lección de que los animales matan a las crías distintas. Desde entonces, viaja siempre con el loro, como un recordatorio de esta enseñanza.

Capítulo 8

Al final del verano, los negocios en Firenze, incluida la galería de fotos de los machiguengas, empiezan a cerrar. El narrador ha visitado la galería en varias ocasiones y está seguro de que una de las fotos retrata al hablador. Se pregunta cómo el fotógrafo logró capturar ese momento. Considera la posibilidad de que el misterio que rodea a los habladores haya desaparecido o que hayan perdido su propósito, convirtiéndose en una especie de acto organizado para turistas. Sin embargo, duda de esta idea, ya que la regiónamazónica no ha experimentado un auge turístico. En cambio, la zona está marcada por la explotación de petróleo y el tráfico de cocaína.

El narrador especula que el pueblo machiguenga, como lo hizo en momentos históricos anteriores(invasión incaica, caucho, oro, conquistas españolas), habrá seguido su marcha constante. Se pregunta si su amigo

Saúl estará con ellos y elige creer que el hablador en la fotografía es él. Observa una sombra oscura en el lado derecho del rostro del hombre en la foto y un bulto en su hombro que podría ser un lorito.

El narrador imagina que Mascarita, desde su primer contacto con los machiguengas, experimentó una transformación gradual. Al ver los efectos negativos de la civilización en la selva, se sintió cada vez más identificado con los machiguengas, quienes vivían en armonía con su entorno. Después de la muerte de su padre, Mascarita llevó a cabo la decisión que había tomado años atrás y cambió definitivamente su identidad. El narrador cree que ser judío lo ayudó a relacionarse con los machiguengas, ya que ambos eran comunidades "errantes y marginales". Su gran lunar también fue un factor importante, convirtiéndolo en un "marginado entre los marginados".

El narrador siente que comprende a Saúl, aunque su transformación implica retroceder en el tiempo y cambiar de idioma, religión y forma de pensar. Aunque le resulta casi increíble que Saúl haya logrado hablar como un hablador. El narrador se siente inspirado por la idea de que su amigo haya decidido quedarse en la selva, desafiando las ideas de modernidad y progreso, con el propósito de continuar la tradición de los narradores de historias ambulantes y proporcionar a los miembros dispersos de la tribu un sentido de comunidad.

Por último, el narrador piensa en salir del cálido y mosquitoso cuarto de la pensión en busca de distracciones, pero sabe que no podrá apartar de su mente la voz del hablador.