Durante la crisis de 1873, Frank Cowperwood perdió su fortuna y se descubrieron sus actividades delictivas en la bolsa. Ahora, tras cumplir su condena en prisión, está dispuesto a iniciar el siguiente capítulo de su vida. Siguiendo el mismo credo de egoísmo que le llevó a su primera riqueza, Cowperwood deja Filadelfia por Chicago y abandona la especulación financiera en favor de otra aventura: el protagonista quiere hacerse con el control del sistema ferroviario de Chicago. Utilizando métodos como el engaño, la traición, la corrupción, etc., Cowperwood continúa su búsqueda de la autosatisfacción.